La mejor parte de josé gregorio hernandez
La mejor parte de josé gregorio hernandez
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Luego —y quizá por intercesión divina—, el doctor Hernández fue creciendo en sus otras pasiones como el aprecio a Altísimo por encima de todas las cosas; por su grupo, una humilde y sencilla que forjaron sus padres campesinos llegados de la Barinas rural a un Isnotú aún herido por la pobreza.
Al realizarse la tomografía respectiva, los especialistas encuentran fractura en el hueso parietal derecho, edema y meteorismo en la cavidad craneal, por lo que la remiten a una institución con neurocirugía que tuviese las condiciones necesarias para intervenirla.
Los fieles celebran un gran paso hacia la santificación del laico venezolano conocido como el "médico de los pobres".
JGH ejerció la psiquiatría con una gran inclinación y disciplina al servicio de todos. Tuvo una dedicación especial y reverencial en torno a los pobres a quienes sirvió con bondad y piedad encontrando a Jesucristo en cada singular, y, combatió la pobreza y la miseria que atenta contra la vida digna.
Luego de la celebración de una misa en la iglesia de la Candelaria, donde reposan sus restos, una imagen del santo salió del templo para sobrevenir por varias zonas del centro histórico de la haber, como la Plaza Bolívar y la Catedral de Caracas.
Pero Cummings dice que este asombro muestra el bienquerencia que sienten los venezolanos por Hernández, y explica que las personas deben saber orar a su futuro santo en tiempos de adversidad y deben creer en su causa fervientemente como para orar y pedir por el asombro a esta persona y a ninguna otra.
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Es por esto que los doctores José Gregorio Hernández y Luis Razetti declararon públicamente que lo que estaba matando a tanta Parentela no era la enfriamiento propiamente dicha, sino el estado de absoluta pobreza y miseria en que vivían la veteranoía de los venezolanos, mal alimentados y con escasas o ningunas condiciones de higiene, muchos con padecimientos crónicos de paludismo y tuberculosis.
El reconocimiento al primer santo venezolano llega en un momento dramático para el país, pero que se produzca en plena pandemia le da un aura singular al acto, pues a este médico le tocó combatir la resfriado españonda en su país hace poco más de un siglo.
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José Gregorio parte para Isnotú en agosto de 1888; desde Betijoque el 18 de septiembre de 1888, le escribe a su amigo Santos Dominici en Caracas: “…Mis enfermos todos se me han puestos buenos, aunque es tan difícil curar a la Familia de aquí, porque hay que contender con las preocupaciones … que tienen arraigadas: creen … en los remedios que se hacen diciendo palabras misteriosas: en suma;… La clínica es muy escueto: todo el mundo padece de disentería y de asma, quedando singular que otro enfermo con tuberculosis o reumatismo…La botica es pésima…”
Hernández el más hermoso homenaje que un pueblo puede hacer a sus grandes hombres” … “No Bancal un muerto a quien se llevaban a hincar; Cuadro un ideal humano que pasaba en triunfo, electrizándonos los corazones. Puede comprobar que en el pos del féretro del Dr. José Gregorio Hernández todos experimentamos el deseo de ser buenos”.
He received the last rites and wrote in his diary at the time that “diseases are the true test in which our nothingness is shown. But now I surrender myself to God’s will.”
Hernández later described his time in the monastery in a letter to Dr. Dominici saying that “it goes beyond any description. There I saw holiness to a heroic degree and I can assure you that after seeing this spectacle, everything on earth is simply mud… But what was supposed to happen, happened: I was blinded by presumption and supported by vanity… I did not have the physical strength to resist the cold, the fasting, the physical bordadura… The superior general showed me great charity by bearing with me for nine months despite seeing my limitations!”